jueves, 18 de julio de 2013

Un aeropuerto emocionante

El aeropuerto de Madeira es considerado uno de los más difíciles y peligrosos del mundo, hasta el punto de que sólo se permiten operaciones nocturnas a pilotos experimentados en él durante el día. Debido a la abrupta orografía de esta isla de origen volcánico, la pista de aterrizaje se ubica en una explanada al borde del mar. Tras algún accidente y con objeto de poder albergar a los nuevos grandes aviones de pasajeros, en 2000 se amplió la pista en 1 km, construyendo sobre pilastras de 120 m de alto (60 m sobre el mar y 60 m bajo el mar).
Al acercarme en coche puedo ver la cabecera de pista, cercana al mar.
La propia carretera transcurre en un tramo bajo la pista sostenida por las pilastras.
Una vez en el avión, se hacen bromas... pero "con la mosca tras la oreja".
Preparando el despegue, el avión se sitúa en un extremo de la pista, apurando tanto que, al girar, puedo ver que el ala lo hace sobre el vacío. Luego se inicia la aceleración. Todos deseamos que se eleve ya, mientras vemos que cada vez queda menos pista por delante. Finalmente, vamos arriba y observo con espanto cuán cerca del extremo nos hemos elevado. Experimento el "miedo retroactivo".

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